Dramaturgo y autor de relatos, Antón Chéjov es un de los escritores más destacados de la literatura rusa del siglo XIX. La crítica moderna considera a Chéjov uno de los maestros del relato.
libros e historias de audio para niños y estudiantes de todas las edades, los niños de todas partes pueden escuchar una increíble colección de historias en seis idiomas diferentes, que los ayudarán a seguir soñando, aprendiendo y simplemente siendo niños. Todas las historias son gratuitas en su computadora, teléfono o tableta usando el siguiente enlace:
Con ayuda de material disponible en tu casa o jardín puedes
recoger material para realizar tu propio cuento y con la ayuda de un celular
puedes tomar diferentes fotos y así crear el cuento como si pasaras de página.
Objetivo:
fomentar el uso adecuado de las palabras, según su contexto de uso y sentido,
como fuente poderosa
para la sana convivencia, dentro y fuera de la institución.
Iniciemos divirtiéndonos
Con la ayuda de un adulto, Se realizan preguntas orientadoras, tales como:
-
¿Crees que hay palabras que tienen poder?
-
¿Conoces algunas palabras poderosas? ¿Cuáles y por qué las consideras
poderosas?
-
¿Sabías que en el mes de abril se celebra el día del idioma, pero también el
día del libro y del autor, también el día del árbol?
Ya estamos listos para la actividad.
Se realiza la lectura en voz alta del cuento
“El león que no sabía escribir”, de Martin Baltscheit, que se encuentra
disponible en el siguiente enlace:
En una hoja de block se escribirá una
letra del alfabeto y se realizará un dibujo relacionado a una palabra que
comienza con dicha letra; con ayuda a un adulto se elegirá la
palabra que deberán escribir y la imagen que harán, apuntando a la sana convivencia.
Se
realiza un “palabrero o diccionario literario” con algunas letras del alfabeto,
ejemplo:
Con A … dibujará un corazón y se escribirá en tamaño
grande la palabra “Amor”
Con B … dibujará unas manos y se escribirá en tamaño
grande la palabra “Bondad”
Las
palabras deberán apuntar a la reflexión en torno a la sana convivencia.
Al finalizar y al haber realizado tu propio diccionario pegalos como un cuaderno y hazle una portada por ejemplo lo puedes llamar " El poder de las palabras".
¿Qué
aprendimos sobre el poder de las palabras, para qué te sirven?
¿Crees
que podemos lastimar a alguien cuando le decimos palabras groseras? ¿Cómo te
sientes cuando un
compañero te dice palabras groseras?
Había una vez un
pingüino que vivía en el Polo Norte que, cansado de pasar frío, decidió irse a
vivir a la selva.
- ¡No digas tonterías! - le decía su familia.
- ¿Qué vas a hacer tú en la selva, con el calor que hace? -le decían sus
amigos.
Pero el pingüino era muy cabezota y tenía muy claro lo que quería.
- Mañana me iré -dijo-. Voy a dormir un poco para reponer fuerzas.
A la mañana siguiente, el pingüino se fue de polizón aprovechando que zarpaba
un barco de científicos que habían estado estudiando las costumbres de los
pingüinos en el Polo Norte.
Tardó mucho en llegar a la selva, pero lo consiguió. Pero cuando llegó ya
estaba medio muerto. Apenas había comido en los últimos días y estaba
reseco.
En un último esfuerzo por sobrevivir, se metió en una charca a bañarse, pero el
agua estaba tan caliente que el pingüino tuvo que salir en cuanto se metió.
- Tendré que comer algo -pensó el pingüino. Pero por allí no había nada que el
pingüino pudiera comer.
De repente, el pingüino oyó un ruido aterrador. Miró y vio a lo lejos un animal
a rayas que caminaba a cuatro patas y que tenía unos enormes bigotes.
- ¿Qué es eso? -dijo el pingüino.
- ¡Corre, corre! -dijo una lagartija que pasaba por allí-. ¡Es un tigre! ¡Y
está hambriento! Vete antes de que te coja para la cena.
Pero los pingüinos son bastante lentos caminando. Era imposible que saliera de
allí con vida.
Entonces…
imagínate un final diferente.
- ¡Despierta, despierta, pájaro bobo! Si quieres irte tendrás que hacerlo ya.
Hay un barco a punto de marcharse y podrás irte de polizón en él.
Era uno de sus amigos. No estaba de acuerdo con su decisión, pero, a pesar de
ello, la respetaba.
- ¿Sabes qué? -dijo el pingüino-. He cambiado de idea. Puede que esté harto de
pasar frío, pero aquí tengo a mi familia, a mis amigos, tengo comida, agua y ya
conozco todos los peligros a los que me expongo.
- Entonces, ¿te quedas? -preguntó su amigo.
- ¡Me quedo!
Y así fue como el pingüino que quería vivir en la selva cambió de opinión.
Desde entonces disfruta mucho más del frío, de los baños y de los peces que
come.